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lince boreal
'El LINCE es casi tan robusto como el leopardo, aunque con el cuerpo más corto y las patas más largas. Los machos adultos pueden pesar de treinta hasta cuarenta y cinco kilos.
Este carnívoro tiene una estructura robustísima, garras fuertes y gruesas y patas parecidas a las del tigre o del león. Las orejas son bastante largas, puntiagudas, y acaban en un mechoncito de pelos negros, tiesos, espesísimos y de unos 4 cm de longitud. Su cuerpo está cubierto por un pelaje espeso y suave que se alarga en la cara y forma dos mechones puntiagudos y colgantes que, junto con los de las orejas, dan al animal un aspecto muy particular. En la parte superior del cuerpo el color predominante del pelaje es un gris rojizo, mezclado con blanco y salpicado de manchas castaño rojizas o castaño grisáceas; la parte interna de las patas, la región anterior del cuello, los labios y la zona que rodea los ojos son blancas. La cola, uniformemente cubierta de pelo, está anillada irregularmente en su primera mitad y es negra en el resto.
En verano el pelo del lince es corto y con tendencia al tono rojizo; en invierno es más largo y de color blanco grisáceo. Por otra parte, en su conjunto, la coloración del animal se halla sujeta a cambios, lo mismo que los dibujos y las manchas de la piel. Asimismo la hembra se distingue por un color de fondo más rojizo y por tener las manchas menos acusadas. Los recién nacidos son blancuzcos. Los ojos de este animal, color de bronce, tienen la pupila redonda.
En la Edad Media este félido era muy abundante en todas las selvas alemanas y se le consideraba la más peligrosa de las fieras, hasta el punto de ser odiada y perseguida encarnizadamente; por esta razón, y desde aquellos tiempos, el número de linces fue disminuyendo en el centro de Europa, hasta acabar por extinguirse.
Pero el área de dispersión de este animal es todavía muy amplia, ya que comprende buena parte de Europa, Asia y América del Norte. Los que se encuentran en la parte central y septentrional de América del Norte es la llamada lince del Canadá o lince
lince canadiense
polar, cuya piel es muy valiosa.
Las mejores condiciones ambientales para estas fieras son las propias de las regiones muy boscosas, ricas en caza de toda especie y con matorrales espesísimos y casi impenetrables. Al contrario de lo que hace el lobo, que lleva una existencia nómada, el lince suele permanecer durante mucho tiempo en la misma zona, que recorre en todas las direcciones. Por la noche emprende largas correrías. Análogamente a las especies afines, el lince lleva, por regla general, una vida aislada, hasta tal punto que los distintos individuos pocas veces están en contacto entre sí. Intelectivamente este félido no es inferior a ningún otro y tampoco lo es físicamente. La robustez de su cuerpo y la agudeza de sus sentidos hacen de él una fiera perfecta. Camina lenta y suavemente, como los demás felinos, pero en caso de necesidad puede dar saltos atrevidísimos; además trepa muy bien y atraviesa a nado, sin dificultad, cursos de agua muy anchos.
El lince es un animal nocturno: en cuanto despunta el alba se esconde y pasa las horas diurnas en su madriguera, de la que vuelve a salir al llegar la noche. Esta madriguera suele estar entre los matorrales más espesos de la selva.
La constitución especial de estos animales les proporciona movimientos muy particulares. Ya se ha dicho que puede dar grandes saltos; sin embargo es difícil que un lince persiga a su presa saltando. Generalmente abandona al animal que se ha librado de su primer asalto, dejándolo marchar tranquilamente. Los métodos de caza de este félido consisten en la búsqueda de la presa, y luego de un largo acecho antes del ataque, acecho que lleva a cabo sobre las rocas o sobre las ramas de los árboles, desde donde salta sobre su víctima. Entre sus presas figuran todos los mamíferos no mayores que el corzo, los pájaros y aves de cierto tamaño, como los gallos de bosque y las avutardas. Hasta un ratoncito que se tropezara con un lince correría el peligro de ser devorado.
La época del celo entre esos félidos corresponde al invierno, en períodos distintos, según la latitud. Son días durante los cuales los machos luchan por las hembras en furiosos combates, gritando continuamente. Después de unos sesenta días, las hembras paren de uno a cuatro pequeños en cualquier escondrijo abandonado por topos o zorros, bajo una roca saliente o en algún lugar parecido. Los pequeños al nacer pesan unos trescientos gramos y abren los ojos a los ocho o diez días. Más tarde la madre los alimenta con ratones y pájaros, y luego les enseña a cazar para que se hagan independientes.
En cautividad, los linces resultan animales agradables y atractivos. Pero si se capturan de adultos se muestran sombríos, caprichosos, obstinados y perezosos y permanecen inmóviles, como estatuas, durante casi todo el día. No obstante, si frente a su jaula pasa un animal cualquiera, olvidan toda su apatía y demuestran un vivo deseo de saltarles encima. En los jardines zoológicos estos félidos requieren muchos cuidados: soportan bastante bien los rigores invernales, pero han de estar en un lugar seco y protegidos de las corrientes de aire. Además son difíciles de contentar por lo que respecta a la comida: comen sólo la mejor carne y tienen absoluta necesidad de variar de vez en cuando de alimentación.
cachorros de lince
En general, el lince procura evitar al hombre; sólo le ataca si está herido o se ve obligado por la necesidad